La Superintendencia General de Valores (Sugeval) presentó a finales de marzo un plan de acción para fomentar el mercado de capitales. Este programa está centrado en cuatro ejes. El primero es el desarrollo del mercado doméstico de la deuda pública, el cual se enfoca en una programación más ordenada de las subastas del Ministerio de Hacienda y en facilitar el acceso de inversionistas extranjeros a los bonos del gobierno. Además, intenta promover el aumento de la liquidez del mercado secundario y mejorar la formación de los precios de los valores.
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El segundo eje del plan busca mejorar la organización industrial del mercado, identificando los costos que impiden su desarrollo, como es el ejemplo de los desincentivos tributarios para que extranjeros compren instrumentos bursátiles en la plaza costarricense.
El tercer eje está dirigido a promover nuevos emisores de valores, en especial lo relacionado al financiamiento de potenciales proyectos de infraestructura pública que permitan una mejor diversificación de los fondos de inversión y de pensiones, sin que ellos requieran salir del país para lograr esa diversificación de riesgos.
El último eje temático tiene como propósito mejorar los gobiernos corporativos para mejorar la toma de decisiones de inversión por parte de los inversionistas institucionales. Este eje también incluye un componente de educación financiera con el fin de generar una mayor base de inversionistas en el mercado de valores.
En relación con la propuesta, iniciamos mencionando que es muy loable el esfuerzo de la Sugeval por poner sobre la mesa temas que han estado en la discusión de los participantes del mercado durante muchos años. En especial, es importante el ordenamiento de las emisiones del Ministerio de Hacienda, no solo porque es el único emisor regular del mercado de valores, sino porque también ayuda en la formación de precios, lo cual es un requisito indispensable para la construcción de una curva soberana de referencia que sirva para que los inversionistas gestionen los riesgos.
También resulta positivo que la Sugeval intente identificar las barreras que hoy impiden la inscripción de nuevo emisores y promueva nuevos instrumentos como podrían ser las titularizaciones de proyectos de obra pública que se logren estructurar bajo las figuras de participaciones público-privadas. Esto, ciertamente, ampliaría las posibilidades locales de diversificar carteras de inversionistas institucionales, aunque ello no es suficiente para lograr una diversificación adecuada de las carteras de inversión.
En primer lugar, el plan de la Superintendencia está muy enfocado en el desarrollo del mercado de instrumentos de renta fija, o sea, bonos. Mientras tanto, los inversionistas institucionales como los fondos de pensiones, requieren de instrumentos de renta variable, o sea acciones, para generar rentabilidades adecuadas a sus ahorrantes. En este tema, los fondos de pensiones costarricenses presentan un rezago en la rentabilidad cuando se comparan con otros fondos de pensiones del mundo. Según la más reciente publicación de Willis Watson Towers, la media mundial de los fondos de pensiones reporta una rentabilidad en dólares sostenida de 8,5% anual, gracias a una inversión del 60% de los portafolios en acciones.
En un editorial de setiembre del año pasado, expresamos la preocupación por el encogimiento del mercado accionario costarricense en las últimas décadas y mencionamos que una de las principales causas es la predominancia de títulos del sector público en el mercado de valores, por el elevado nivel de deuda del gobierno. Lo anterior, en adición, al alto costo regulatorio para los emisores de acciones y la estructura tributaria que castiga doblemente la generación de utilidades de las empresas.
En segundo lugar, el plan también está muy orientado a promover la inversión en títulos de deuda pública. En la presentación del plan, las autoridades reguladoras, el Banco Central y el Ministerio de Hacienda anunciaron que las propuestas facilitarían que inversionistas extranjeros puedan adquirir deuda pública interna sin mayores restricciones. Esto lo ven como una oportunidad para atraer inversión financiera internacional que permita disminuir el costo de financiamiento para el gobierno.
No obstante, hay que considerar que esta medida opera en ambos sentidos. O sea, se puede lograr atraer inversionistas extranjeros, pero al mismo tiempo, se aumenta la vulnerabilidad del país ante salidas de capital a causa de problemas idiosincráticos o externos a la economía costarricense.
Por tanto, la implementación del plan requeriría de un manejo más coordinado de la política monetaria y avanzar más rápidamente en los esfuerzos de consolidación fiscal que apenas comienzan a ser visibles. En otras palabras, se vuelve más relevante blindar la política monetaria de los rezagos que hemos venido observando en el ajuste de las tasas de interés y que han promovido la dolarización de las inversiones y la salida de capitales, con el obvio efecto sobre el tipo de cambio. De no ser así, los inversionistas extranjeros verían con preocupación casos como el ímpetu actual del Banco Central por cercar a inversionistas, como los fondos de pensiones, para que no puedan comprar dólares para diversificar sus portafolios. Así, desde su concepción debe existir una coherencia entre los objetivos de la Sugeval y la política monetaria, con el fin de que el plan no se quede solo en ello.