Uno de los grandes desafíos de Costa Rica para alcanzar mayor crecimiento y mejorar las condiciones de su población es incrementar su productividad convirtiendo a la ciencia y la tecnología en un motor de su desarrollo humano.
Esta es una conclusión del Estado de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación realizado por Conare. Se basa en lo que el país ha logrado en las últimas décadas con la paulatina evolución de su economía para integrarse en la nueva división internacional de la producción, como país productor y exportador de bienes y servicios tecnológicos.
El estudio es contundente en demostrar que el país necesita desarrollar más ciencia, tecnología e innovación; que el país tiene los recursos pero que no se está haciendo bien internamente.
Las políticas de promoción de la inversión extranjera directa en empresas de base tecnológica han tenido éxito en promover el crecimiento sostenido de la nueva economía digital en la GAM.
Su impacto se tradujo en beneficios para las empresas, nuevas instalaciones tecnológicas, crecimiento del país y calidad de vida de los trabajadores de la información –que por su escasez incrementaron sus salarios–. Pero esto no ha sido suficiente para evitar la ruptura de esta economía con la base tradicional de la producción costarricense.
Se requiere un acuerdo nacional sobre el modelo de desarrollo; que se formulen y articulen robustas políticas de Estado necesarias para que ciencia y tecnología apoyen eficazmente a la producción; se promuevan encadenamientos productivos y sociales entre los actores que incremente la creación de valor agregado; se reacomoden los incentivos necesarios y se creen espacios para la cooperación público-privada.
Actualmente, las instituciones públicas encargadas del diseño e implementación de políticas públicas de ciencia y tecnología son débiles y desintegradas, no están a la altura del desafío.