FRÁNCFORT — El nuevo director general de Volkswagen, Herbert Diess, dijo este viernes que el fabricante de autos debe “acelerar el paso significativamente” en sus esfuerzos por mejorar las tecnologías de vehículos eléctricos y autónomos.
Además, advirtió que la compañía debe cambiar drásticamente su cultura a raíz del escándalo de manipulación de las pruebas anticontaminantes en Estados Unidos.
Herbert Diess dijo que una nueva estructura administrativa que agrupará las múltiples marcas de la compañía en apenas tres divisiones llevará a decisiones más rápidas.
En la actualidad la empresa implementa una amplia estrategia dirigida a mantenerse actualizada con los cambios en la forma en que las personas usan sus vehículos.
Dikess, de 59 años, fue nombrado el jueves para dirigir Volkswagen, en reemplazo de Matthias Mueller, y llegó a Volkswagen apenas hace dos años procedente de BMW.
Asume el cargo con un mandato para realizar cambios en la insular cultura administrativa de la compañía.
El nuevo director general será responsable además por las marcas de uso masivo Volkswagen, SEAT y Skoda, además de servicios digitales y software.
El grupo de vehículos de lujo Audi será colocado en una división especial separada y las marcas Porsche, Bentley, Bugatti y Lamborghini en un grupo separado.
El presidente de la junta directiva, Hans Dieter Poetsch, dijo que Diess tendrá un director operativo a cargo de las operaciones diarias en el segmento de volumen, para que pueda centrar su atención en la compañía en su totalidad.
Ese ejecutivo no ha sido designado.
Durante una conferencia de prensa en la sede principal de Volkswagen en Wolfsburg, Alemania, Diess dijo que el objetivo será proseguir “con determinación y foco” con la Estrategia 2025 de la compañía.
El plan incluye tener 30 vehículos eléctricos para 2025 y un servicio de uso temporal de autos.
Cuando Diess llegó a Volkswagen en 2015, su primer trabajo fue negociar un acuerdo de reducción de costos en 2016 con el poderoso sindicato de la compañía.
El acuerdo prevé aumentar la producción en Alemania en un 25% y eliminar 23.000 empleos por la reducción de forma gradual y natural en el número de miembros o de personal, que puede resultar de jubilación, renuncias o muerte, pero claramente descartó despidos.